¿La elaboración de un empaque para alimentos congelados responde tan sólo a la practicidad? Al contrario de lo que pudiera creerse, va mucho más allá. Los alimentos congelados ayudan a conservar los nutrientes por mucho más tiempo, en comparación con los frescos.
Además de una conveniencia para ahorrar tiempo, los alimentos congelados pueden ser un beneficio para las personas con espacio o utensilios de cocina limitados. También son productos que suelen encontrarse a un precio más asequible, y ayudan a reducir el desperdicio de alimentos.
No es de extrañar que la idea del congelado rápido para alargar la vida útil de los alimentos provenga de un clima frío. Específicamente de la Isla de Terranova, en Canadá. Allí el biólogo marino Clarence Birdseye, entre 1915 a 1922, observó cómo los inuits locales colgaban carne o pescado recién capturado en el viento helado. Con temperaturas tan bajas como -45°C, estos pueblos garantizaban que la comida fuese duradera durante todo el invierno.
Fascinado por esta tecnología, Birdseye regresó a Estados Unidos y compró su primer equipo de ultracongelación por siete dólares. El equipo incluía hielo, sal y un ventilador eléctrico. Para 1930 su invento había madurado, y ya ofrecía a consumidores alimentos ultracongelados en una pequeña tienda local.
Desde entonces, la comercialización de productos congelados ha evolucionado. Y hoy se rige por estrictas normativas para el aseguramiento de la calidad de los alimentos.
Las propiedades de sus materiales aseguran la protección de múltiples elementos. Por ejemplo, la suciedad, ataques de microorganismos, deshidratación, entrada de humedad, presión, roces e inclusive pérdida del aroma.
A su vez, la selección de las materias primas ha permitido responder al creciente interés por la sostenibilidad. Y cada vez más empresas proveen a sus consumidores cajas elaboradas en materiales biodegradables, como es el caso de la cartulina.
Empaques idóneos provistos de información detallada
Los empaques que protegen los productos en congeladores deben ser compatibles con entornos de baja temperatura. Al mismo tiempo, deben facilitar un enfriamiento rápido y una eficiencia del espacio.
Las cajas para camarones congelados son ejemplos de empaques de cartulina recubierta con barreras contra la humedad. En este tipo de embalaje, los recubrimientos están diseñados para garantizar que la cartulina sea adecuada. Un producto de calidad tras numerosas pruebas y análisis en planta.
Además de un empaque alineado con la responsabilidad ambiental, debe asegurarse la transparencia en su contenido. Actualmente existen algunas especificaciones obligatorias establecidas por la FDA. Para un empaque idóneo, asegúrate que tus productos reflejen en su diseño:
- Declaración de identidad, es decir, el nombre común del producto.
- Peso neto.
- Nombre y dirección de tu empresa.
- Lista con todos los ingredientes, que incluya además información de alérgenos.
- Tabla con una completa información del aporte calórico y nutricional.
Al respecto, la calidad de impresión en un empaque para alimentos congelados es tan importante como la conservación del producto. El empaque debe interactuar con condiciones de almacenamiento por debajo de los cero grados centígrados. Por lo tanto, su impresión y acabados deben ser capaces de soportar temperaturas tan bajas.
En Litotec, te garantizamos el completo cumplimiento de todas estas especificaciones requeridas en el mercado. Trabajamos con las
cartulinas, tintas, barnices y gomas óptimas para el almacenamiento y comercialización de productos congelados.
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